Talento, compromiso, solvencia y recursos propios conforman el andamio sobre el que Vivanco se ha labrado un prestigio en permanente progresión.
Que un hombre como Antonio Vivanco, llegado en 1973 de la granadina Guadix a Tarragona para iniciarse con una excavadora, hasta atreverse a comprar un Barreiros 42/16 de segunda mano, hoy eche la vista a la impresionante flota que el Grupo Vivanco atesora en la actualidad, es para cerrar los ojos y henchirse de una profunda respiración, antes de volverlos a abrir.
Cinco décadas después, el Grupo Vivanco cuenta con un parque compuesto por 42 camiones y más de 70 unidades de maquinaria pesada (retroexcavadoras, bulldozers, niveladoras, palas cargadoras, rodillos compactadores, etc.), así como con un equipo de profesionales que supera de largo las 200 personas.
La gran baza de esta empresa radicada en Reus es solo tener que pasarse cuentas a sí misma para prácticamente todo. Para ello dispone de una cantera granítica que supera las 30 ha, una planta de reciclado para la gestión integral de los residuos, taller e instalaciones propias, desde donde los vehículos salen repostados y perfectamente habilitados.
“El podérnoslo hacer todo nosotros –habla Sergio Vivanco, hijo de Antonio– es lo que hace que nuestra cartera de clientes se consolide y aumente sin cesar. Ellos son los que al final van tirando de ti y van ensanchando el perímetro de tu crecimiento.
Nosotros hemos llegado a acabar una obra semanas antes de lo pactado, con las garantías al milímetro, y eso nos ha valido bonificaciones extra y reconocimientos que enseguida recorren el boca-oreja.
Y si eso es así –concluye el gerente de la compañía–, es porque podemos doblar turnos si lo vemos oportuno y disponemos en todo momento de recursos propios”.
Obra civil y pública
Cuando en el Grupo Vivanco se habla de un compromiso contractual, nos remitimos directamente a ligas en las que muy pocos pueden jugar.
Entre los convenios de último cuño cabe destacar el firmado con la austríaca Kronospan para la preparación de un solar de 255.000 m2, en el que ubicar su planta para la fabricación de tablas de conglomerado, incluyendo en dicho acuerdo el desbroce de la parcela, la creación de caminos de acceso y el nivelado general.
A la par, Vivanco acomete obras tan magnas como la construcción de un muelle en el puerto de Tarragona para el atraque de cruceros, o la ampliación del mayor vertedero privado de residuos industriales de España.
“La bañera es un sector que tradicionalmente mueve mucho kilo y poco dinero –habla de nuevo el fundador, Antonio–, pero nosotros nos defendemos bien porque cogemos directamente toda la obra, la licitamos y la emprendemos.
De esta manera hemos abordado tareas muy diversas, que van desde la creación de carreteras hasta la ampliación de un aeropuerto, pasando por el mantenimiento de vías ferroviarias o la ejecución de obras en Port Aventura. Cada proyecto que se nos abre acostumbra a ser la puerta de acceso a otros muchos”.
Para su reportaje en Solo Camión, revista de la que los Vivanco se confiesan fieles desde hace mucho tiempo, Sergio y Juan David, este último responsable de tráfico y taller, han coordinado la colocación de muchas de sus unidades en un imponente semicírculo, para regocijo de nuestra cámara fotográfica.
“Nos gusta la maquinaria siempre renovada y la tecnología 3D. En nuestro trabajo –toma la palabra el hermano mayor, Juan David–, la herramienta se trata con celo total, igual da si es para 2 o para 65 t.
Disponemos de últimos modelos, como el Volvo FH 13 500 con el famoso cambio de la marca I-Save, y estamos siempre actualizados en cuanto a las góndolas y sus permisos especiales.
No obstante, la imagen primera y última del Grupo Vivanco no es otra que la que otorgan sus trabajadores, y de ella no podemos estar más satisfechos. Los hay que llevan con nosotros más de treinta años”.
Puedes ver la noticia completa en Solo Camión.
por Jesús García